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 Autodidacta                                                   

 

Atraviesa Alemania en 1910 e, incluso, trabaja seis meses en el taller de Peter Behrens, donde conoce a Gropius y a Mies van der Rohe, los dos futuros directores de la Bauhaus. Tal circunstancia no le afecta demasiado. Sin embargo, allí advierte la necesidad de la colaboración entre industria y arquitectura.

Su formación fue breve y desordenada, pero esta cultura autodidacta, heterogénea y rica, fundada en la experiencia personal de la mirada y en la función del dibujo como memoria, hace de él un arquitecto magníficamente libre. Lo “visto” será esencial. Le Corbusier no será un hombre de oficina, sino un arquitecto muy vital a la vez que un artista.

 

El Purismo y Esprit Nouveau  anterior del momento histórico que nos ocupa                           

 

A los treinta años toma las riendas de su destino y elige instalarse en París. ¿Quién es entonces Charles-Èdouard Jeanneret (no será Le Corbusier hasta que firme sus artículos en la revista Esprit Nouveau creada en 1920) cuando conoce al pintor Amédée Ozenfant? Un hombre orientado con resolución hacia el futuro. Un humanista a la vez que un “maquinista” que tiene fe en la industria y en el futuro de la máquina: “Hay que aprender a no ver en el avión un pájaro o una libélula, sino una máquina de volar”. Para él la máquina tiene todas las cualidades, simboliza la perfección, la precisión, la pureza, la economía, la eficacia. Cuando inventa la expresión “máquina para vivir”, ¡provoca discrepancias! Poca gente comprende entonces que, simplemente, quiere una casa tan cómoda, funcional y de belleza estética como lo puede ser un avión o un automóvil.

 

En esta época, Le Corbusier quiere reafirmarse. También en esto fue un precursor y comprendió que hay que “comunicar”, como se dice actualmente. Entonces pone su inclinación por la escritura al servicio de la aventura del purismo y lo ilustra en la revista Esprit Nouveau. Frente al cubismo y a los diversos futurismos, Ozenfant y Le Corbusier oponen el “purismo”: una pintura más pura (tanto en el sentido moral como en el figurado), de mayor sencillez, realzada con una construcción más rigurosa. Un arte racional y ordenado. Pintara el resto de las mañanas de su vida, en un taller habilitado especialmente, en 1934, en su apartamento del número 24 de la calle Nungesser-et-Coli. Será su laboratorio secreto y llegará a decir: “Por medio de mi pintura he llegado a la arquitectura”.

 

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